
Según el diccionario, el miedo es un sentimiento real o imaginario, pero paralizante. Sientes como el corazón se acelerará y te falta el aire. Tus músculos se tensan, y no puedes dar un paso. Intentas cambiar el modo de pensar, sin embargo tu cerebro sigue en el canal del miedo.
Aunque las cosas no siempre son así. Los niños son atrevidos y arriesgados, trepan los árboles o salen por lugares angostos. Sueñan en la casa que desean y en el trabajo que quieren y lo dicen sin miedo alguno. En qué momento perdimos la valentía y el deseo de alcanzar lo imposible.
De adultos tememos al mañana, todo se analiza y no llegamos a una decisión. Al que dirán, como si las cuentas fueran pagadas por alguien más. Las pasadas semanas salí de viaje, una actividad algo preocupante, lo que preocupaba era el miedo que me producía el estar a más de diez pies de altura, pero algo cambio en mí. Aún el sentimiento de temor estaba allí, tomándome de la mano, pero decidí que lo haría.
Este miedo paralizante ya no será más protagonista de ninguna escena, ya no podrá cerrar mi boca ni coartar mis decisiones. La vida es una y se tiene que vivir sin miedo, y atreverse a más.
Si te gusta esta publicación, compártela. Si tienes preguntas, escríbeme o deja un comentario. Espero saber de ti…