Me desperté con las redes sociales abarrotadas con mensajes de la muerte de Alexa de manera vil. Confieso que, hasta ese momento no conocía de su existencia. Este caso me trajo a la mente otras muertes difíciles de comprender.
Si observamos la historia, la humanidad es sinónimo de muerte. Matan para conquistar y matan todo aquello que no entienden, lo que es mucho. Cuantas violaciones y maltratos han ocurrido durante años y de estos no ves a las personas tomar la justicia en sus manos.
Matamos árboles por el placer de hacer crecer las cuentas bancarias, dinero que después no compra la salud. Que ilusos somos. Nos creemos los dueños del mundo y lo que no entendemos es que somos un simple eslabón de la vida, y el planeta seguirá girando alrededor del sol sin nosotros.
Marcamos a la mujer por hacer sentir su voz, a los hombres que las apoyan tildamos de cobardes. Las personas de gustos diferentes son raros, pero a quien le importa con quien duermas. Si ellos se acuestan con medio pueblo y eso no lo ven mal.
Seguimos con la moral mediocre. Una muerte cuenta igual que muchas, cada persona decide su papel en este mundo. No obstante, que esa decisión no se vuelva en indiferencia, en un apoyo silente. Que tus ideales resuenan en favor del ambiente, en favor de los oprimidos y la niñez. No esperes a que ocurra un incidente para llenar las redes sociales de mensajes bonitos y de apoyo que muchos no podrán leer porque sus vidas ya habrán extinguido.
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