Hoy le reclamé su indiferencia, y le pregunte si aún me amaba, pero termine hablando con la almohada. No dormí durante toda la noche, mi mente divagaba entre muchas cosas.
Con taza de café en mano seguía pensando en muchas cosas, se apareció por la puerta del corredor. Tenia que salir temprano a trabajar. Llevaba la ropa planchada y arreglada, igual como solía hacerlo al conocernos.
Una lagrima rodo por mi mejilla, no sabía cómo tenía la certeza de que estaba perdiendo a la persona que amaba, pero la tenía. No podía permitirlo, no sin luchar. Reserve en un restaurante, era una gran sorpresa. Aunque la sorpresa me la lleve yo cuando su trabajo tomo un primer lugar entre nosotros.
Me detuve en un bar y pedí un trago, no podía entender por que tanta indiferencia de su parte. En qué momento cambio tanto, pensar que antes siempre estuvo para mí.
Recordé la noche en que nos conocimos, supe al primer momento que estaríamos juntos toda la vida. Ahora cuando cocina ya no me espera para comer, no me busca en la cama y no me cuenta de su día.
Después de varios tragos y mucho pensar, llegue a mi casa. Su vehículo ya estaba allí, no quería entrar y ver sus ojos. Sentía que el valor me faltaba. Veía las plantas que habíamos sembrado al frente de la casa cuando la compramos, el arco que adornaba la entrada al jardín trasero y las lampara que apetición mía compramos. Aunque en su opinión no eran las mas lindas, termine ganado yo.
Al entrar a casa escuche la televisión, observaba su serie favorita. Salude al llegar, un hola frio me contesto. ¿Puedo saber que pasa contigo? Yo todo lo hago por ti y solo siento desafecto de tu parte. Me vas a volver loco. No lo pensé todo salió atropelladamente de mi boca.
Ella levanto la mirada. Eso es lo que piensas, pues siéntate que tenemos que hablar.
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