Al almorzar tenía a Katrina sentada a mi lado, era la chica nueva. Encajo a la perfección con mis amigos ya que era simpática, alegre y muy jovial. Lo que no le agrado a Erika. Para mí se sentía destituida en la “popularidad del grupo”. Cuando no había nadie que nos escuchara, me contaba historias y anécdotas relacionadas a mi nueva familia. A María le había encantado conocer a Katrina. Era la única amiga que conocía por “mi cuenta”.
Katrina y yo llegamos de la escuela y para sorpresa mía, María se encontraba en casa. Había preparado tacos para cenar. Así que nos sentamos las tres a la mesa.
– María, crees que puedas darle permiso a Marie para visitar a mi familia en Georgia – pregunto Katrina.
María tenía una expresión contrariada – ¿Cuándo piensan ir?
– Dentro de una semana. – levanto la mano y mirando a mi madre seriamente incluyo. – Te prometo que la cuidaremos.
– ¿Y la escuela? – mi madre no permitiría que nada arruine “mi futuro”.
– Mamá sabes que me pongo al corriente rápido. No necesito estudiar tanto y siempre saco diez.
– Debo pensarlo cariño.
El resto de la cena fue en silencio, el tema no se tocó más.
– Katrina y yo nos encargamos de limpiar – le mencione a María en cuanto se levantó a recoger los platos.
Ya en la cocina – ¿Que te sucedió? ¿Por qué le dijiste eso a mamá? Ahora que haremos – le reclamaba a Katrina mientras tenía las manos llenas de jabón.
Esta coloco sus manos en mis hombros y me dijo – No te preocupes, María entenderá y te dejará ir. Ten confianza.
Al terminar subimos al cuarto, Katrina comenzó con las historias de nuestras familias. Ella solía hablar de mi familia como si perteneciera a ella.
Mis padres murieron en un accidente. Cuando murieron tu abuela nos crío como sus nietos y nos ayudó en todo. Por eso nos interesa tanto el que a ti no te pase nada. Eres nuestra prima – me decía.
Nos fuimos a la cama con la esperanza de que pudiera ir a Georgia sin la necesidad de que mi madre se enterara de la verdad. Pero no sabía lo que se avecinaba.
Estaba demasiado oscuro. Escuché unas voces que no pude reconocer, mi aroma estaba presente. Gatee haciendo el menor ruido hasta acercarme a las voces. Preste atención para escuchar.
– Debemos darle los últimos toques, el viaje será en tres días.
– No te preocupes nuestro contacto informa que el viaje al sur está listo falta que Danielle escoja su guardia.
– ¡Perfecto! Morirá antes de reconocer a su “adorada nieta” – se rio con una carcajada sombría. – El legendario poder de los James se perderá con Danielle.
Estuve decidida de lo que haría antes de proponerlo. Volví a mi habitación y desperté a Katrina.
– Despierta es urgentes – la sacudí hasta que abrió los ojos, pestaño buscando enfocar la visión.
– ¿Qué sucede? Déjame – sacudía los brazos para que la soltara – tengo sueño.
– No hay tiempo para eso.
Le conté todo lo que había escuchado. Aunque sabía que eran dotados no podía reconocerlos por el lugar oscuro donde se encontraban.
– Necesito que vayas donde Adam y le cuentes lo ocurrido. Luego iras a Georgia y evitaras que mi abuela salga. Dile que me espere – respire profundo y continúe. – Hay infiltrados, que no confíe en nadie. Cuídala y que no se preocupe por mí.
Katrina salió como una bala siguiendo mis órdenes. En mis adentros esperaba que fuera tan veloz como aseguraba Adam.