Memorias de MediaNoche Amor,Aventura,Soledad El comienzo de la travesía, distante (parte II)

El comienzo de la travesía, distante (parte II)

distante

Nos tardamos unos meses en poder ir al lago ya que el clima estaba empeorando. Lluvias torrenciales, vientos fuertes y relámpagos era la orden del día. Luego de la charla con el Sr. Wright estaba distante y hasta cortante conmigo. Evitaba encontrarnos en lugares donde hubiera pocas personas.

El viernes antes de ir al lago llegue tarde a su clase ya que quería verlo lo menos posible, esta era la costumbre últimamente. Al entrar la clase había comenzado, él me ignoro. Otra nota se encontraba sobre mi pupitre. Dictaba: Neciesito hablar contigo, Adam.                                                                                                      

Mire al frente buscando su mirada, la cual esquivó. Aunque por un instante percibí una sonrisa en sus labios cuando tome la nota en mis manos. Para haber llegado tarde la clase duro más de lo que esperaba. Me quede retrasada al terminar la clase, él lo noto y espero.

– ¿De qué deseas hablarme? – le dije tan pronto nos quedamos solos.

– Aquí no, es delicado – casi en un susurro.

– Cuando estés listo me buscas, okay – le dije en un tono cortante.

– Me propuse salir del salón, pero su mano me sostuvo por el brazo. Me giro con suavidad y me acerco a él.

Mi corazón se acelero y mi respiración junto con el. Coloco sus manos sobre mis mejillas y me beso. Intente resistirme lo que no sirvió de nada. Mi cuerpo no me respondía. Estaba en un sueño, ausente del mundo. No sentía nada a mí alrededor solo su aroma y mi respiración. Luego se aparto y se fue. Dejándome peor de lo que estaba.

No me quiero levantarme ­– me decía. Sentía el calor del sol en mi cara. Así que a pesar de todo salí de la cama, dirigiéndome al baño para asearme. Abrí la ducha y deje que el agua me empapará, busque el traje de baño sobre el cual coloque un traje de algodón. En una mochila coloque mi toalla y el bloqueador.

El día estuvo radiante, aunque me sentía distante. Nos habíamos sentado en la orilla a comer unos sándwiches que María con mucho gusto había preparado para la ocasión. Haría cualquier cosa por que saliera de casa y más si eso incluye a amigos nuevos. Hasta que soplo el viento y mi aroma revoloteo a mí alrededor.

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