Hoy estamos de fiesta, celebramos Noche Buena, la víspera del nacimiento del niñito Jesús. A pesar de las fiestas el tema que les vengo hablar no era el agendado para el día de hoy, pero dadas las circunstancias merece el espacio en mi blog.
Durante los pasados días, las redes sociales se han desbordado con la noticia de la muerte de una madre y sus pequeños en un accidente de automovilístico. Han mencionado lo triste de la situación durante las fiestas navideñas y es muy lamentable, aunque una perdida duele sin importar la época del año. Hay comentarios cuestionando la ausencia de los cinturones en los niños y otros resaltando el sacrificio de la madre por sus múltiples trabajos.
Mientras escucho estas noticias, voy conduciendo y debo decir que los conductores llevamos la vida de los demás en nuestras manos. Lo que me recuerda un decir de mi abuela “dime de lo que presumes y te diré de lo que careces”. Muchas de los que están criticando son personas que al conducir no respetan las señales de pare ni las líneas divisorias de los carriles provocando accidentes donde en la mayoría de los casos son inocentes los que llevan las de perder. Son los que van a exceso de velocidad o simplemente no guardan distancia, activan la señal direccional o frenan de golpe sin importarles que lo puedan ocasionar.
En estas fiestas regalemos a la humanidad el amor y respeto que todos nos merecemos. Recordando que la vida es un regalo para disfrutar, pero es frágil y dejamos en los que nos aman el dolor de la ausencia y desasosiego de la tragedia. Busquemos el bienestar de todos con cada decisión tomada.
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