En un momento siento frio y mi cuerpo parece no pertenecer a aquí. Escucho a lo lejos las voces que me llaman. Pero, ¿por qué si estoy aquí, a su lado? El ruido ensordecedor de unas sirenas y los gritos parecen ocurrir a varias calles de distancia, pero los estoy viendo venir.
En un momento, un sudor frio recorre todo mi cuerpo. Me seco la frente que esta empapada, espesa y caliente. Ya no veo. Lo que veo es un punto a la distancia. Un gran túnel, que se ensancha con el vaivén de mi cabeza.
Ahora las sensaciones son distintas, comienzan a cambiar gradualmente. Mi cuerpo comienza a pesar y a pesar. Pesa tanto que lo siento hundirse en agua, agua muy profunda. Me sumerjo y la presión del agua hace que sienta el pecho a punto de explotar. A bocanadas trato de atrapar el aire que pueda, por lo que mi corazón se acelera. La inconsciencia me quiere ganar, más no puedo alejarme de lo único que me conecta a esta vida.
Parece un sueño, las cosas no son lo que deben. Hace varios minutos el doctor me ha llamado “Va a hacer mamá”, me comunicó. Fue tanta la alegría que me invadió que no espere a verlo. Lo llamé para contarle la buena noticia. Cruzaba la calle y un momento después…
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Qué fuerte, sentí que era yo la que estaba luchando por la vida.
Todo puede cambiar en un pestañeo.