Un pueblo se levantó indignado por el contenido de un chat. Donde las palabras p*** y mam* b**** resonaban como expresiones cotidianas, pero esa acción no fue lo más que molestó. Se levantó por las atrocidades que se mencionaban en un chat.
Donde un huracán categoría 5 era motivo de risas y los sobre 4,000 muertos a consecuencia de ese huracán era para ellos sólo un daño colateral. Hoy a casi 2 años del impacto de María en Puerto Rico hay personas que no tienen un hogar o sobre sus cabezas sigue habiendo un toldo azul.
Miles de dólares fueron enviados para la reconstrucción de un pueblo qué terminó empatando los cables de electricidad para poder restaurar el servicio. Donde en los hospitales escaseaba los medicamentos y la gasolina para los generadores, y muchos murieron por la falta de oxígeno.
La confianza se quebrantó, sumido en una crisis que provocó el aumento en las facturas de luz y agua mientras los contratos exorbitantes llovían para los amigos del alma. Ahora, gracias al chat, el país indignado quiere respuestas y es ahora cuando las quiere.
Ese pueblo que salió a la calle con pancartas e instrumentos en mano demostró que sin armas se puede llegar a un objetivo. Hoy el pueblo celebra, celebra que su voz se escuchó y dejo en claro que aprendió a defenderse de la corrupción y la tiranía, que las marchas serán el instrumento de batalla. Que entiendan que somos más y no tenemos miedo.