¿Vivir?

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Hoy despierto y lo primero que viene a mi mente es el trabajo. Abro la agenda y visualizo los pendientes del día. Vivir, ¿en qué lugar lo pongo? Luego de un desayuno a la carrera, comienzo con las labores rutinarias: cepillar los dientes, planchar la camisa que me pondré hoy y alistar lo que me llevaré al trabajo.

Llego al trabajo, media hora antes. Preparo café y me siento frente al ordenar. Durante la mañana no hablo con nadie, concentrándome solo en el  trabajo a realizar. El que completo antes de que la alarma del almuerzo sonara.

El centro comercial más próximo es mi parada, tengo pendientes que hacer en ese lugar y de una vez podría comer. Vivir, ¿en qué lugar lo pongo? Durante mi caminata por el centro comercial me llama la atención los clientes del lugar a esa hora. La mayoría son de edad avanzada. 

Al momento de almorzar los veo también en el food court, acompañados de amigos o simplemente disfrutando de una bebida caliente. La música de cuatro suena en el área central, mesas repletas de artesanías decoran el lugar donde encuentro abuelitos bailando y aplaudiendo al son de las tonadas. Otros pasean con sus nietos o compran mantecados. Cansada, me desplazo a la librería, olor a libro. Llámeme loca, pero es lo mejor que hay. Busco el ultimo ejemplar de la trilogía que estoy leyendo.

En la librería encuentro a otros más, y esto me hace caer en la cuenta de cuan poco disfrutamos en nuestra vida. No hablo de fiestas y borracheras, si no de disfrutar cada instante de verdad. Sólo hasta que entendemos que no es un día más sino un día menos el que nos queda por vivir, en ese entonces es que decidimos vivir nuestra vida al máximo.

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