
Añoraba la noche para dejarme llevar por ti. Así que al llegar a la casa deje que el vapor empañara los cristales del baño y el agua resbalara por mi piel, llevando a su paso la espuma que me cubría.
Vestí mi cuerpo con ropa ligera, el pelo amarrado en una cola y en la mano una taza humeante de té, Manzanilla y Valeriana para que me acompañaran en la espera.
Recostada boca arriba conté cada uno de los orificios del techo, mientras en la habitación el ruido incesante de la televisión no me permitía advertir tú llegada. Vueltas y vueltas, buscándote y tú sin dignarte en aparecer.
Los animales e insectos cantaron su melodía mientras el cielo estaba vestido de negro. El tic tac del reloj anunciaba el paso de las horas y yo aquí esperando tu llegada.
Cansada de esperar solo me resta resignarme, ya el sol comenzó a salir y tú no llegaste. No me queda más que preparar café y salir a trabajar sin haber pegado un ojo en toda la noche.
¡Espero con ansias que llegues hoy!
Si te gusto este artículo, compártelo. Si tienes preguntas, escríbeme o deja un comentario. ¡Quiero saber de ti!
Penelope en el anden, esperando…
Que muchas noches se pasan así, buscándolo y sin encontrarlo.