¡Feliz Cumpleaños!

feliz cumpleaños

Ramilletes de globos decoran los extremos del salón. Las mesas vestidas de color negro contrastan con el dorado y plateado de las cintas.

La ansiedad se siente entre los planificadores, la hora de comenzar se acerca y aún faltan decoraciones de colgar. Colocan el bizcocho de tres pisos estratégicamente al final de las hileras de mesas y el feliz cumpleaños en la pared trasera, bordeado por pequeños globos.

Las puertas se abren, dejando entrar a los invitados al festejo. La música suena y las parejas comienzan a danzar en la pista. Unas chicas moviéndose provocativamente arrastran al cumpleañero al centro.

Después de copas, comida y sensualidad los invitados fueron pasando por la tarima a honrar al festeja. Todos coincidían en una cosa: las fiestas y la algarabía eran las cosas que mejor identifican al festejado.

Un joven de unos 25 años y maltrecho agarra el micrófono con la única mano existente. Su cabello marrón le cubre solo un 30 por ciento de su cabeza y el ojo debía estar en el área sin cabello no estaba.

La curiosidad y asombro se refleja en los rostros de los asistentes a la fiesta.

—Están aquí celebrando el cumpleaños de su amigo. La persona más prepotente, arrogante y cobarde que haya tenido la desdicha de conocer.

Intentaron detenerlo, pero el cumpleañero los detiene, este quiere saber por qué semejante individuo se atreve a interrumpir su festejo.

—Hace cinco años, mientras esperaba el autobús un irresponsable estrello su auto en la parada donde me encontraba. Me dejaron en el lugar entre los destrozos, creyéndome muerto. Una grúa llego y se llevó el vehículo y a sus ocupantes.

Las puertas se cierran de golpe. Varios intentan abrirlas, pero es infructuoso.

—El dinero pudo más que la justicia, por eso hoy celebras otro año de imprudencia y desbarajuste. Esto que ven aquí es solo una parte de lo que me causaron esa noche. Ya no me queda mucho tiempo, mis días están contados, pero mi consuelo es que todos se irán conmigo.

El salón se fue llenando de humo. Cuando las llamas llegaron hasta el feliz cumpleaños, los asistentes yacían en el suelo.

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