Con frecuencia me han preguntado cómo hago para desarrollar una idea y escribir sobre ella, la verdad que las ideas llegan solas y en cualquier lugar. Cuando la idea llega, sea una descripción o escena, utilizo las aplicaciones de mi celular, sean notas o grabaciones. Lo importante es no perder el dato. Hay que recordar que en el diario vivir se nos olvidan los detalles así que bueno siempre los tengo alcance de la mano.
Las cosas cambian cuando se trata de sentarme a desarrollar una trama, para esto debo estar en un ambiente tranquilo y sosegado, donde pueda escuchar mis ideas. Además, tengo varias cosas que deben estar listas para poder sentir la musa que me invade.
Primeramente, organizo mi cabeza y el entorno. Organizo el espacio de trabajo y lo que me incomode, todo esto antes de sentarme a escribir. El propósito es llegar a ese clímax de paz, que no me distraiga del ejercicio de escribir.
Luego de eso, con las ideas que con antelación había escrito y a partir de ahí empiezo a dejar que mi mente divague y mis dedos se muevan a escribir palabras, frase u oraciones que se conviertan en párrafos. ¿Cuánto tiempo? El necesario. Generalmente escribo entre media a una hora.
Luego de eso, un tiempo de despejo. Tiempo en el que no vuelvo a leer lo escrito, ni pienso en ello. Quiero ser justa y productiva, así al próximo día puedo releer y ser critica con mi producto. Puedo hacer los cambios necesarios para pulirlo y que la idea esté clara. Así es un día de escritura para mí, una frecuencia de creatividad.