El suelo que está bajo mis pies cede haciendo que caiga a través de él. Una nube de polvo se ha levantado en mi caída y un dolor punzante se siente en mi espalda baja. El olor a humedad me golpea con más intensidad, esta vez acompañado con el olor a descomposición que me hace poner las manos en la nariz.
Los rayos alumbran mi camino en busca de una salida cuando me resbalo y caigo nuevamente. El destello de un nuevo rayo me nuncia que había resbalado en un líquido viscoso y rojo.
El olor a descomposición es más fuerte y ahora emana de mi. Me sostengo de una nevera destartala, al intentar ponerme en pie la puerta se abra y un cuerpo pesado cae sobre mi. Bañanada en el líquido intento salir de debajo del cuerpo, me sacudo y logro colocarme a gatas. Me muevo lo más rápido que me permite el piso.
Busco el celuar que olvideo que llevaba conmigo y enciendo la linterna. La luz se refleja en el suelo rojo oscuro, muevo la linterna buscando el objeto pesado que se había caído encima y no muy lejos de mi yace un cadáver.
Me quedo petrificada con los ojos fijos en el lugar, mientras cada uno de mis bellos se erizar y mi cuerpo tiembla, y estoy segura que no es por frío. Una sensación grita fuerte en mi interior, diciéndome que no debo estar aquí.
Si te gusta esta publicación, compártela. Si tienes preguntas, escríbeme o deja un comentario. Espero saber de ti…