El viento sopló haciéndome caer al suelo oscuro y tierroso. Pierdo humedad y me voy descomponiendo hasta que soy solo una semilla.
Capas de suelo me arropan y me envuelven de humedad haciendo que pequeñas patitas salgan de mi. Mis raíces sedientas de agua se estiran y se estiran para alcanzarla.
Una pequeña plantita que busca el sol emana de mi empujando la tierra en su camino. Crece y crece buscando sol hasta que llega a la superficie y se alimenta de sus rayos.
Crece absorbiendo agua, respirando aire por sus pequeñas hojitas y produciendo alimento de la luz. Así voy avanzando en mi caminar al cielo.
Mi cuerpo se ensancha, mi textura cambia y se vuelve más fuerte. Ramas como brazos saludan con el vaivén del viento. Me convierto en un árbol.
Sigo creciendo en dirección al firmamento. Mientras pequeñas bolitas se van formando entre mis hojas, ¿me habré enfermado? Bolitas que al abrirse formaron hermosas flores que atraían a los visitantes.
Frutos carnosos se forman de mis flores, haciendo que mis ramas pesen más según van creciendo. Animales alados y otros en sus patas arrancan esos frutos de mi y se alimentan. Los que no son recogidos con el tiempo se caen y veo cómo en ellos continúa el ciclo. De semilla hasta convertirse en otro como yo.
Me llamo semilla porque llevo dentro de mi vida. Y la vida se sostiene de mi.