Miedo a lo inesperado

miedo

Me atrajo desde lo más profundo de mis sueños, todo temblaba. No tarde en darme cuenta de lo que ocurría, no sentía miedo, solamente pensaba en los que conmigo estaban.

Salte de la cama, en contra de cualquier protocolo, y fui despertando a los que se encontraban en los cuartos vecinos. El piso aún se movía cuando me arroje al suelo para protegerme.

Los tintineos se dejaron de sentir. Camine a ciegas hasta la puerta de entrada, todos habían salido. ¿Todo bien? Era la pregunta obligatoria entre los vecinos. los carros encendidos con las noticias y los teléfonos chillando con cada mensaje que entraba.

Asustados después de la sacudida cada uno envió mensajes a sus seres queridos, saber que estuvieran fuera de peligro. Todo estaba oscuro, solo destelleaban las estrellas en el cielo. Un gracias fue elevado al cielo, lo material se puede reponer.

La estufa se encendió, el susto no dejaba dormir. Café y sándwiches era el desayuno para todos. Un flashback, María, llegaba a mi mente. El miedo se comenzó a sentir en mi pecho, pero lo sacudí no podía permitirlo.

Después del amanecer, cansados nos recostamos, el sueño nos estaba ganando. Soñé con mi infancia, los buenos amigos y las charlas nocturnas; cuando comenzó a temblar otra vez.

Todos al suelo, la cama y la cómoda me servían de protección. Sin saber si lo estaba haciendo bien, era sobrevivencia a cualquier costo. El ser humano se acostumbró a anticipar cualquier peligro, hasta con armas. Sin importar cuan bien preparado estés no sabemos como se desarrolla el evento y lo mas importante cuan resistente somos.

Hoy tembló, pero al sur de mi isla lleva más de cinco días consecutivos temblando.

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