Porque nací siendo mujer, creció en mí el ímpetu de lucha. Siendo mujer tuve que aprender a educarme para educarlos.
Que, al ser una chica, gustó de las caricias y besos desenfrenados. Que me divierto y salgo igual que los demás. Que por ser hembra no tengo que estar en casa ni ser sumisa, y mi opinión cuenta y mis deseos también.
Tengo derecho a tener amigos, y a una aventura nocturna. Eso no me hace ser una puta, porque tengo las mismas necesidades de un hombre. Por ser mujer no debo aguantar indiferencias y maltratos de los machos, creyendo que no podría seguir sin uno a mi lado. ¡Que equivocados están!
Las mujeres tenemos creatividad y talento, nos trazamos metas y sueños como cualquier persona. Nos gusta que nos amen, en todo el sentido de la palabra, y sentir la ausencia de caos a nuestro alrededor.
Somos un ente extraños, eternos y apasionados. Nuestro nombre significa grandeza, la belleza del nacimiento y una pureza del alma. Nacimos siendo mujeres, pero la vida nos convierte en piedra y el mundo en su enemigo.
Si te gusta esta publicación, compártela. Si tienes preguntas, escríbeme o deja un comentario. Espero saber de ti…