Rosa Roja

rosa

Me enamoró su misterio, pero conmigo siempre ha sido un libro abierto. Aunque hay un tema tabú entre él y yo, su madre. Creció con su tía porque su madre murió cuando era pequeño. No sé los detalles, él se acongoja y enfurece con el tema, así que no lo menciono si puedo evitarlo.

A él no le gustan los piercings, pero tiene una rosa tatuada en su ante brazo.

—Es por mi mamá —fue su contestación la primera vez que la vi.

Una tarde en que estaba algo bebido me atreví a preguntarle por su madre y el tatuaje. Sus ojos se llenaron de lágrimas y bajo la vista.

—Los golpes me levantaron, sorprendido y algo dormido me incorporé para buscar a mi mamá —me dijo. —Cuando estiré la mano para girar el picaporte, ella abrió la puerta. La luz me segó. Solo sentía sus brazos y sabía que era ella la que me sostenía.

—No digas nada, mantente callado —me susurro.

Encerrándome en el armario en el momento que otra persona entra al cuarto.

—No, No —le suplicaba mi madre. —Mi hijo, por favor, mi hijo.

Vi como la tiraban al suelo, le tapaban la boca y como la apuñalaban una y otra vez. Grabándose en mi mente la rosa que tenía el hombre en su hombro derecho.

Tenía 8 años cuando la matarón, nadie me creyó lo del tatuaje. Así que lo dibujé en un papel, con el tiempo lo mande a tatuar, así nunca olvidaría los detalles y la venganza que tengo pendiente.

Una lágrima resbaló por mi rostro y lo abracé. Me sentí triste y desorientada, por él y porque el abuelo de sus hijos tiene el mismo tatuaje donde el hombro deja de ser para comenzar el brazo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Related Post