
—Es solo un sueño, no le des importancia —me dicen, pero un sueño no es un deseo reprimido.
Sería más fácil creerlo si en el sueño besara a mi crush o comerme algo que deseo, pero morir. ¿Quién en su sano juicio sueña con morir?
Me gustaría que escucharan lo que tengo que decir antes de minimizar lo que digo, pero ya que no es así, lo escribiré para que en el momento que desees entiendas mi desesperación.
El sueño, el cual es muy real, comienza en casa. Estoy acostada en mi cama, dormida o despierta, ese no es el problema. Todo cambia cuando la cama comienza a moverse, sale del cuarto y recorre la casa. En ese momento ya me doy cuenta de que es un sueño. Claro, ¿Cómo la cama sale del cuarto sin desmontarse?
¡Esa no es la parte terrorífica! La cama sale por la puerta trasera y para llegar al suelo, se lanza desde las escaleras. Algo que yo acostumbraba a hacer para evitar usar las escaleras, saltando desde lo alto de la escalera al suelo, pero la cama no toca el concreto al caer.
Continuando el descenso por un agujero, sumergiéndose en la oscuridad. Intento respirar profundo, pero el oxígeno no es suficiente. La presión me comprime el pecho y siento que mi alma se quiere salir por la boca cuando mi cuerpo comienza a temblar. Cierro los puños aferrándome a las sábanas intentando detener el momento acelerado del cuerpo y el de la cama, antes del impacto, pero es inútil. Un ensordecedor grito me despierta con el rostro húmedo por las lágrimas y los latidos golpeando fuertemente mis tímpanos.
Este sueño se ha repetido muchas veces en mi vida, aunque ya no vivo en esa casa, la escena es la misma. Un dato curioso, los niños que han vivido en esa misma casa me han contado el mismo sueño. Lo que salta la pregunta. ¿Se puede morir de miedo?