Tintineo

Tintineo

Un roce frío me hace levantarme, al abrir los ojos un tintineo de cadenas alejándose me puso alerta. Sentándome en el sofá, lugar donde el cansancio ganó, observó como la oscuridad se disipa dándole la bienvenida a un nuevo día.


Coloco la greca en la estufa, mientras se calienta voy por la azúcar al estante, pero me tropiezo con algo solido en el camino.


—No recuerdo haber dejado algo en el suelo —encendiendo la luz.


Un hueso anaranjado y amarillo reposa en el centro de la cocina. Extrañado lo coloco en su lugar, me había negado a regalar o botar sus juguetes.

Continúo la preparación el desayuno. Revuelvo los huevos y añado los pimientos y tomate como a él le gustaba. Sirvo un poco en mi plato junto a las tostadas. El resto, inconscientemente, lo deposito en su plato. Al darme cuenta del error cometido regreso para echarlo al zafacón, pero no había nada. El revoltillo había desaparecido.

Reviso a mi alrededor, no puede encontrar residuos de la comida. Mi única compañía era Max y llevaba ya un tiempo que se había ido.

Muevo la cabeza, sacando todo idea descabellada de mi cabeza. Voy a darme un baño y prepararme para el trabajo. El tintineo de la cadena volvió a aparecer, pero prestando más atención no son cadenas sino chapas sonando.

Enciendo el tv, ver las noticias mientras me preparo es costumbre.
—Hoy 27 de octubre el clima será caluroso….

Miro el plato del agua, las salpicaduras en el suelo y las marcas de huellas me traen paz.

Tomo el teléfono y le escribo a mi jefe: No me siento bien, me quedaré en casa hoy.

Solo lo tendré aquí un día al año y lo aprovecharé.

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